Me susurra e intenta decirme algo..
!Quiere quemarme!, ¡Quiere hacerme cenizas!
Esta llamarada crece en mi interior, mis ojos son espejos que reflejan el rojo fuego.
Arrasa con todo, ¡Maldito!
No tuvo piedad.. convirtió en polvo mi corazón.. y con el viento se esfumó..
Pero un día, el polvo se hizo piedra, y la piedra carne.
Surgió un ser. Una minúscula pero adorable hada.
Tenía alas, más no sabía volar.. Un ser mágico, sin poderes.. Una criatura deslumbrante, pero sin luz..
Nunca salió de día, el Sol ardiente le quemaba su delicada piel.
Aliada de la noche, amiga de la luna que, con su luz tenue, templa esas noches tristes.. esas noches de soledad..
Encerrada, esperando, siempre esperando. ¿A qué? Simplemente dejó correr el tiempo..
Acabó enamorada de la Luna, pobre ilusa.. pensaba que podría brillar junto a ella.. gracias a su luz. Esa Luna que, sin avisar, desaparece y con ella su protección..
Un día decidió salir de su cueva, cuando el sol ya se escondía.. y de lejos divisó a su amor.. le dedicó una mirada especial, de esas que te llegan al corazón.. Una lágrima cayó por sus mejillas y comenzó a correr.
Desesperada, enamorada, asustada, debilitada, corría hacia el valle.. Estaba decidida a saltar.. no miró atrás.
Los ultimos rayos de sol aún asomaban por la colina.. Bañaron todo su cuerpo, y desapareció..
Se fue del mismo modo en que nació.. cenizas movidas por el viento..